La tartamudez es un Trastorno de la Comunicación (no un trastorno del lenguaje) caracterizado por interrupciones involuntarias en la fluidez del habla. Estos bloqueos o interrupciones, son denominadas disfluencias, y consisten en:
- Repetir sonidos, sílabas o palabras
- Estirar un sonido
- Detenerse de forma repentina en medio de una sílaba o palabra
Estas disfluencias además están acompañadas de tensión muscular en la cara y el cuello. Es posible que se agrave en momentos en los que el niño esté más estresado, emocionado o cansado. Puede llegar a ser muy frustrante, ya que él sabe lo que quiere decir, pero presenta problemas a la hora de expresarlo, dificultándole la comunicación con otras personas. Es por ello que la tartamudez puede llegar a causar problemas tanto en la escuela como en las relaciones, así como miedo, culpa, ansiedad social, evitación y/o estrés para el niño.
Actualmente, en el DSM-V la tartamudez se clasifica dentro de los Trastornos de la Comunicación (Trastornos del Desarrollo Neurológico) y se denomina Trastorno de la fluidez de inicio en la infancia (313.35).
Hay que tener en cuenta que conforme los niños van creciendo y desarrollando su lenguaje, es normal encontrar en las primeras etapas algunos problemas en la fluidez del habla. La mayoría de estas dificultades desaparecen por sí solas tras un breve periodo de tiempo cuando los niños comienzan a mejorar sus habilidades comunicativas. Alrededor de un 5% de los niños entre los 2 y 5 años experimentan alguna disfluencia, la cual acaba remitiendo en el 80% de los casos. Tengamos paciencia. No obstante, en otros casos estas dificultades de fluidez se mantienen en el tiempo, empeoran o van acompañadas de movimientos faciales o corporales, siendo los signos de tartamudez más obvios. Es aquí cuando tendremos que pedir ayuda a un profesional del lenguaje que nos ayude a diferenciar si se trata de disfluencias típicas del desarrollo o puede ser el inicio de una tartamudez real.
¿CÓMO DIFERENCIAR ENTRE UN PROBLEMA DE FLUIDEZ TÍPICO Y LA TARTAMUDEZ?
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DISFLUENCIAS TÍPICAS EVOLUTIVAS (Menor probabilidad de que continúe) |
DISFLUENCIAS ATÍPICAS (Mayor riesgo de tartamudez) |
| Repetición de frases (“Él me-Él me pegó”) y palabras enteras (“pero-pero no quiero comer”) | Repetición de sonidos (“Mira el n-n-n-niño”) o sílabas (“co-co-co-coche”) |
| Uso de palabras o sonidos como muletilla (ah,em,este) | Prolongación de sonidos (“Aaaaaa veces vamos al parque”) |
| No hay tensión ni esfuerzo físico al hablar | Se bloquea (el niño parece intentar emitir un sonido, pero no puede) o se esfuerza físicamente al hablar |
| No muestra otros comportamientos problemáticos al hablar | Comportamientos “secundarios” acompañan a la dificultad para hablar (tics como golpetear con los dedos, parpadear o carraspear). |
| No muestra reacciones negativas ni frustración | Reacción negativa o frustración al hablar |
| No hay antecedentes familiares de tartamudez | Antecedentes familiares de tartamudez |
| Problemas de fluidez que duran menos de 6 meses | Problemas de fluidez que duran más de 6 meses con frecuencia alta de las dificultades |
*Tabla extraída de American Academy of Pediatrics
Nos encontramos con algunos mitos sobre la tartamudez como:
- El origen de la tartamudez es psicológico. Aún no se han encontrado las causas de la tartamudez, sin embargo se sabe que guarda relación con la genética. Por lo tanto, un niño tendrá mayor predisposición al tartamudeo si tiene un familiar con este problema. Sí es cierto que la tartamudez puede crear estrés y ansiedad en el niño.
- Son personas más sensibles o nerviosas. Esa no es la causa, pero sí es cierto que a raíz de esta problemática pueden volverse más sensibles ante situaciones sociales en las que tienen que comunicarse con los demás, volviéndose situaciones ansiógenas para ellos.
- Los niños no son conscientes. Los niños son conscientes de lo que les ocurre, por lo que no lo ridiculices.
- Se puede contagiar/copiar. Es falso, ya que son la historia familiar (genética), el desarrollo neuromuscular y el ambiente del niño los factores que juegan un papel importante en el inicio de la tartamudez.
PAUTAS PARA LOS PADRES O LAS PERSONAS QUE ESTÁN ALREDEDOR DEL NIÑO
– No le exijas que hable con precisión o correctamente todo el tiempo. Permite que hablar sea algo divertido y agradable para él.
– Trata en todo momento de comportarte exactamente igual que lo harías con otro niño.
– Evita hacer comentarios tales como: “Habla más despacio”, “No te pongas nervioso”, etc… Esto hace que la situación de habla sea más tensa y desagradable.
– No lo “ayudes” completándole la frase, déjale su tiempo y respétalo.
– Mantén el contacto visual y no te avergüences, burles o rías de la situación. Cuando tú hables, utiliza un ritmo pausado y tranquilo, sin que parezca poco natural o exagerado.
– Intentar transmitirle que lo importante es lo que dice y no cómo lo dice.
– Cuando el niño que tartamudea salga del bloqueo o hable fluidamente, no le digas frases como “Lo hiciste bien”, “Te felicito, estás hablando mucho mejor”. Esto, hace que se sienta evaluado cada vez que habla.
– Evita que el niño hable o lea en voz alta si se siente incómodo o aumenta su tartamudez.
Y sobre todo… Busca ayuda de un profesional del habla para que trabaje con el niño de forma individual, ya que se ha demostrado que después del tratamiento de la tartamudez, ésta puede remitir o disminuir a un grado muy leve. En consecuencia, las relaciones sociales que mantenga el niño tienden a mejorar tras el tratamiento, ya que se sentirá más seguro en las mismas.
