Trastornos sensoriales: cuando los sentidos se desbordan

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Descubre cuales son los trastornos sensoriales y problemas de procesamiento sensorial.

Las dificultades en el procesamiento sensorial pueden ser causadas por un daño en el sistema parietal del cerebro.

En estos casos el cerebro tiene dificultades para procesar y organizar la información sensorial, lo que conlleva que la persona presente cierta dificultad para percibir o responder a cualquier estímulo que implique una reacción de su sistema sensorial.

A lo largo del neurodesarrollo infantil puede aparecer algún tipo de trastornos sensoriales, y hacer que algunos niños sean incapaces de captar adecuadamente la información que reciben de sus sentidos.

Los más conocidos que pueden verse afectados son el tacto, gusto, oído…, pero además de estos, también hay otros dos menos conocidos, pero no menos importantes, que pueden verse afectados: la propiocepción, que es el sentido de conciencia corporal; y el sentido vestibular, relacionado con el movimiento, el equilibrio y la coordinación.

Los niños con problemas de procesamiento sensorial experimentan demasiada o insuficiente (hiper o hipo) estimulación a través de estos sentidos. También pueden tener dificultad para integrar la información sensorial.

Estos problemas pueden perjudicar en sus conductas, en su desarrollo motor y obstaculizar su aprendizaje en el colegio, su capacidad para jugar con sus iguales y desarrollar de forma correcta su autonomía.

¿Cuáles son las señales de alarma de trastornos sensoriales?

Los trastornos sensoriales tienden a ser de dos tipos: hiposensibilidad e hipersensibilidad, aunque es frecuente que los niños experimenten una combinación de ambos.

Los niños hipersensibles son extremadamente reactivos a la estimulación sensorial, y evitan toda clase de estímulos sensoriales, ya que les puede resultar desagradable la exposición a ciertas sensaciones de su entorno o de su propio cuerpo.

En estos casos, el tipo de conductas que tu hijo/a puede presentar son:

  • Taparse los oídos con los ruidos fuertes, como las sirenas de las ambulancias, motos, batidora, aspiradora, alarmas, etc.
  • Evitan ponerse la ropa o algunos zapatos porque los sienten “demasiado apretados” o le pican, le molestan…
  • Distraerse con ruidos de fondo que apenas se aprecian, como el tic-tac de un reloj, sonido del ventilador, etc.
  • Rechazo al contacto físico, no quiere que le besen, que le abracen, los juegos que implican contacto físico, cogerles de la mano…
  • No le gusta los columpios, se marea o se pone muy nervioso.
  • No consigue ponerse la ropa, no logran interiorizar dónde está su cuerpo.
  • Pueden parecer torpes y mostrar dificultad para subir-bajar las escaleras o sentarse erguidos. Suelen presentar un tono muscular bajo.
  • Presenta problemas para graduar la fuerza que aplican ante ciertas actividades, como por ejemplo: saludan con abrazos muy fuertes, pueden romper la mina del lápiz al escribir, pellizcar demasiado fuerte o soltar los objetos con demasiada fuerza.

Los niños hiposensibles perciben con una menor carga los estímulos sensoriales, por ello intentan buscar constantemente sensaciones del entorno o de su propio cuerpo.

  • En este caso, se podría observar:
  • Necesidad constante de tocar a las personas o texturas, incluso cuando no es socialmente aceptable.
  • Tener una tolerancia extremadamente alta al dolor, se caen y siguen jugando.
  • Ser muy inquietos e incapaces de quedarse sentados durante un tiempo.
  • Alto interés en actividades que implican saltar, chocar, tirar objetos…
  • Querer movimientos rápidos, intensos y/o giratorios.
  • Querer que los lancen al aire y saltar sobre los muebles y trampolines.
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¿Por qué los niños con problemas sensoriales tienen problemas de conducta?

Los niños con problemas sensoriales manifiestan a veces comportamientos extremos: gritan si se les lava la cara o tienen reacciones incluso violentas cuando se le intenta vestir, porque las sensaciones físicas involucradas en estas actividades les resultan “dañinas”.

Suele aparecer cambios de humor en respuesta a un cambio en el entorno.

Por ejemplo, un niño puede estar andando tranquilamente con un adulto, pero justo al entrar al colegio comenzar a ponerse nervioso, a causa de la sobreestimulación auditiva y visual que hay en este tipo de entornos.

Por ello, el niño puede tener rabieta o incluso conductas agresivas.

Esta pérdida de autocontrol es causada por una sobrecarga sensorial, haciendo que el niño pueda insultar, ponerse agresivo, o incluso salir corriendo (tener una respuesta de lucha o huida).

En estos casos, el niño puede emitir conductas que le hagan dirigirse hacia un ambiente o sensación que calme su sistema.

¿Quién nos puede ayudar con los trastornos sensoriales?

Los terapeutas ocupacionales son los especialistas encargados de valorar los problemas sensoriales.

Una vez tienen el perfil sensorial, se crea una dieta sensorial personalizada dirigida a la creación de actividades y estrategias que le ayuden a su sistema nervioso a responder al entorno y sus sensaciones corporales.

Detectarlos en casa puede ser una tarea desafiante, pero prestando atención a los comportamientos de su hijo, haciendo preguntas específicas, probando diferentes actividades, buscando patrones y consultando a un profesional, puede ayudar a identificar cualquier problema sensorial.

Con el tratamiento adecuado, su hijo puede aprender a manejar mejor sus respuestas sensoriales y obtener técnicas de autorregulación, todo ello con el objetivo de mejorar su adaptación al entorno y la realización de actividades de la vida diaria.

¿Existe un proceso de evaluación?

Sí. Los problemas sensoriales de cada niño son diferentes, así que una parte importante de la terapia consiste en evaluar a su hijo a través de pruebas estandarizadas y la observación del profesional en terapia ocupacional.

Es importante recabar toda la información posible de la familia, maestros y cuidadores principales.

Tras la correspondiente evaluación, el terapeuta ocupacional creará un plan de tratamiento sensorial, algunas veces llamado “dieta sensorial”, que estará hecha a la medida de las necesidades del niño.

¿En qué consiste el tratamiento?

Los terapeutas ocupacionales utilizan la terapia de integración sensorial, la cual tiene como objetivo ayudar a los niños a alcanzar un nivel ideal de regulación sensorial.

Esto se consigue mediante actividades sensoriales táctiles, propioceptivas o vestibulares, utilizando técnicas como girar, saltar, golpear, correr, lo que proporciona información sensorial terapéutica.

El terapeuta realiza una dieta sensorial individualizada, según el perfil sensorial del niño, con el objetivo de reorganizar el sistema nervioso y conseguir mejorar diferentes áreas como la atención, conducta, motricidad, coordinación…, contribuyendo así a mejorar su interacción con el entorno.

El tratamiento generalmente se lleva a cabo en salas sensoriales, que es un espacio preparado con juegos de diferentes texturas, pesas, columpios, cojines sensoriales, piscinas de pelotas y otro equipamiento destinado a proporcionar estimulación sensorial terapéutica supervisada por el profesional.

¿Los niños con trastornos del espectro autista (TEA) tienen problemas de procesamiento sensorial?

No todos los niños con autismo tienen problemas de procesamiento sensorial, pero la mayoría de ellos los tienen (en diferentes grados de afectación sensorial), y son uno de los síntomas que los médicos buscan cuando están diagnosticando el autismo.

Sin embargo, muchos niños con problemas de procesamiento sensorial no están dentro del espectro autista.

Los problemas sensoriales también pueden presentarse en niños con TDAH, TOC, AACC o retrasos del desarrollo, o también presentarse de manera aislada.

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